Rain, man, rain...!

Llueve, neno, llueve mazo. Esta mañana vislumbré el sol acompañado de un fuerte viento. Me dije, me pongo una falda, que me la pongo, eh, me la pongo, eh eh eh. Me puse mi minifaldica azul de 3 euros (que no se levanta por muxo viento que pegue) y mis tenis prefes que tienen la suela del izquierdo perforadica, pero como no llueve, pues de coña.
Cuando me quise dar cuenta, ya estaba lloviendo fuertemientre. Pues menos mal que en mi calle, abrigada por soportales, hay un bareto. Porque yo no me cambio. No me cambio ni de coña, así me entre agua en las chanclas.
La visión del adorado sol se había desvanecido casi tan pronto como sus rayos se habían posado en mis pestañas. Así que ya me veis, aquí, encaramada a mi lámpara, absorviendo los 40 W que le son permitidos a la pobre.
Y que conste que estos caprichos del tiempo provocados por nosotros, según dicen, supongo que sí, me importan un carajete. Es algo que no depende de mí, así que para que me voy a estresar o ponerme de mal humor como hace esa peña que si no tiene de qué quejarse se mete con el weather como si todos los dioses se hubieran conjurado contra ella. Pero, ¿cambiarme?, ah, no, eso sí que no. Que una nació cansada y no está para estos trotes.